miércoles, 16 de octubre de 2019

El mensaje, pero...



El mensaje, pero...



El mensaje anterior es preciso en algunas ideas, indica valores indispensables de vida y aflora significativamente rasgos de mi carácter. Subir este primer peldaño ha de ser la seguidilla de otros hasta lograr llegar donde deseamos; somos afines en: tal vez, algunas generalidades profesionales. Actualmente tengo la condición de jubilado del sector público universitario; dediqué treinta años de mi vida a la institución, dos años menos de tu edad. Mi carrera fue en ascenso, desde la categoría de empleado administrativo hasta llegar a la docencia en la facultad de ingeniería.

Fueron años interesante e incansables en cuanto a algunos objetivos personales hacia la mejoría de procedimientos en el área de trabajo; ante fui fotógrafo presidencial y así obtuve una formación profesional, imperiosa y necesaria para consolidar mi grado académico como: licdo. en comunicación social. No obstante, con experiencia en la producción televisiva y la academia, generó en mí una serie de responsabilidades de trabajo: jefe de producción de televisión, responsable del departamento: aulas virtuales, coordinador de la coordinación de difusión e información de la facultad, docente en el área social y así otras responsabilidades propias del medio.

Fueron treinta años en la universidad que marcaron ideas y conductas que ahora exteriorizo sin advertencia o prestancia. Me considero un hombre sencillo e inclinado a disfrutar lo que culturalmente ofrece el medio, abocado a la belleza visual y el ritmo ininterrumpido de vida, el orden social y conveniencia holística. Hay criterios que manejamos; queremos sin vacilación o deseamos sin percepción, en ese caso hay que querer a favor de la conveniencia, desear hasta o hacia conductas usuales de formación y sustento del carácter.

Creo en el equilibrio de vida y el equilibrio interior en donde no todo lo bueno es bueno, se necesita de; cometer errores, de acercarnos de vez en cuando a la oscuridad, de saborear lo amargo para poder apreciar incondicionalmente lo dulce. Son aspectos de la vida que se van inculcando en nosotros en el transcurrir de los años. Llegamos al mundo inocente, y la dinámica universal o las conductas humanas nos adiestran a concebir la malicia o la maldad generalizada; pendiendo en una línea muy delgada en referencia a los valores de familia, sociales, profesionales y laborales. La filantropía práctica es una de las razones para seguir apreciado lo importante que es la consecución de la especie. Apreciar desde el corazón las insuficiencias propias de vida, inclinarnos a valorar lo que obtenemos y alimentar la adquisición de forma rítmica e incondicional.

Tal vez esta nota es parca para ti, no lo sé. Solo me apoyo en tu profesión, en tu labor como docente, como humanista e investigadora de las letras o el origen de algunos idiomas. Tal vez este no sea el tema en cuestión, solo pienso en la forma de acercarnos a como somos, o como soy dentro de criterios personales. Ahora, mi perfil que no es para un buscador o para el permiso laboral u otro propósito, está orientado hacia el amor incondicional, hacia la querencia propia del pensamiento y así enaltecer totalmente la mujer a mi lado.

Creo en la armonía del hogar, en la cotidianidad asumida como el transcurrir del día, imparable o indetenible, siempre tendremos un nuevo día cargado de diferentes planes. Maduramos, conciliamos, fortalecemos, juzgamos en lo propio de nuestras enseñanzas y fusión mutua. En el amor, indispensable para seguir apreciando el indetenible nuevo día, el amor para fortalecer el aprecio desde el corazón el andar juntos, encaminándonos hacia el baluarte de la relación.

Todo lo escrito anteriormente es interesante como el punto de vista particular, preciso e importante en la rutina diaria. Ahora, para todo existe un, pero, el pero que coloca angustias y formaliza impotencia en decisiones o avances hacia lo que nuestro corazón indica. Ante esto, deseo desde mi alma indicarte algunos detalles de vida en mi país Venezuela; es propio informarte que, aunque sea de vida o muerte llegar a ti, ese pero significativo entorpece la labor o el trabajo indispensable para alcanzarlo. Tenemos un estricto control de cambio, se nos impide realizar cualquier transacción internacional por la vía de la internet, la razón es que no tenemos acceso a las divisas, nuestras tarjetas de crédito son solo para usarlas en el país, la condición de internacional fue suspendida en todas las categorías.

Actualmente la nación está regida por un gobierno nefasto, con amplias conexiones con el narco e inclinados a severas conductas de corrupción, prevalece la anarquía auspiciando con ello insuficiencias en los servicios básicos; es precario cada uno de ellos, la salud, la educación, la seguridad entre otros. Así como los servicios básicos; agua, electricidad, telefonía, gas, aseo, transporte, son casi inexistentes. Mil disculpas por arrojar en ti estos detalles de mi país, detalles que formalizan la tristeza e institucionaliza la depresión, detalles que incentivan a abandonar la vida hacia un cambio en donde la dignidad personal sea apreciada.

Mil disculpas por colocar todo esto dentro de la ingenuidad de tu juventud, mil disculpas por excusar la falta de comunicación contigo, mil disculpas por llenar expectativas que, en lo posible, de mi parte desearía consolidar, llevarlas a la realidad y conciliar la razón de andar el camino propio como pareja. En este orden, sigo trabajando incansablemente para llegar, para concretar lo que por el momento tú y yo deseamos. No puedo leer tu mensaje enviado, solo algunas palabras que por el momento llenarán de alegría mi ser, conjeturas que servirán para seguir insistiendo, y sonrisas virtuales como aceptación y entendimiento de una futura relación. En ausencia de una comunicación fluida, solo me resta pedirte paciencia ante lo planteado. Si lo deseas lo aprecio, de lo contrario de igual forma lo aprecio y entiendo perfectamente tu posición.

Bien, mi reina linda, mis más sinceras palabras están expuesta, ellas te darán la oportunidad de conocer y concluir un pedazo de mi vida, un criterio personal. Con afecto, un beso muy cariñoso y un abrazo muy ajustado y amoroso. Manuel